Todo lo que usted siempre quiso saber sobre la maleta y jamás se atrevió a preguntar

Para todo aquel que no sepa la historia de la maleta más famosa del año, contaré todo de la manera más resumida sin saltarme ningún dato importante y empezando por el principio del embrollo:
El 31 de julio volamos de Madrid a Nueva York para comenzar esta aventura. Hicimos escala en Dublín, donde Charly se quedó bastante escamado al ver su maleta en la cinta de recogida de equipajes. Luke también la suya, por lo que no tuvo nada que ver el paso intermedio por la capital irlandesa para que acabara en paredero desconocido. La llegada a Nueva York supuso el comienzo de todo este entramado del que nunca se supieron a ciencia cierta las razones por las que se extravió la maleta.
Los días pasaban en Nueva York y Washington y la maleta no aparecía. Por fin, el último día antes de nuestra partida, le enviaron un mensaje a Charly comunicándole que habían encontrado su maleta. Pasaron las horas y, al no llegar al hotel y tener que partir a Boston, decidimos llamar al aeropuerto para avisar de que nos presentaríamos nosotros a por ella. La segunda decepción del viaje vino en el aeropuerto, donde informaron a Charly de que la maleta encontrada no era la suya, sino la de otro pasajero que la había perdido también. La maleta en cuestión se encontraba en el aeropuerto de Dublín y tal vez en uno o dos días volaría a Nueva York.
La ruta seguía imparable y se lo hacíamos saber a los responsables de la compañía aérea a medida que reservábamos los hoteles de la siguiente parada. Boston, Toronto y Chicago fueron puntos claves para facilitar las cosas, pues nos quedábamos dos días en el hotel y la maleta podía llegar en transporte urgente. Pero no llegó a ninguna de estas tres ciudades. El viaje seguía su curso y Charly tenía que conformarse con camisetas de recuerdo de las ciudades y calzoncillos comprados al por mayor.
Llegó el momento de partir de Chicago rumbo a Saint Louis. Charly llevaba una media de quince llamadas por día a la compañía aérea, que había optado por el envío a través de la compañía de transporte urgente más importante de América, FedEx. Charly recalcaba que en dos días estaríamos en Joplin y en tres en Oklahoma, facilitando la dirección de los hoteles para su correcto envío. Todo indicaba que en Oklahoma City acudiríamos como invitados principales al reencuentro del verano. Las llamadas a FedEx nos informaban que la maleta se encontraba en la central de Tenesee.
Oklahoma supuso para nosotros la misma decepción que las otras ciudades que dejamos en el camino. Resulta que FedEx no había hecho mucho caso a las indicaciones que les habíamos dado sobre nuestros siguientes paraderos y se lavaban las manos argumentando que tenían la dirección del hotel de Chicago y allí la habían enviado. El embrollo se embrolla.
Oklahoma City no iba a ser más que una ciudad de paso. Íbamos a conocerla un poco, pasar allí la noche y partir al día siguiente rumbo a Amarillo. El destino decidía frenar nuestra marcha, la maleta tenía ya el aviso de ser enviada a Oklahoma City y parece ser que ya era irrevocable y no se podía cambiar. Discutiendo con el telefonista de atención al cliente de FedEx, Charly se enteró de que había una alternativa que no garantizaba un final feliz: reenviar la maleta una vez llegaba a Oklahoma City dirección Nuevo Mexico, donde tendríamos la reserva dos días después. Para ello teníamos que abonar 250$, porque el envío ya no corría por parte de Aer Lingus, y no se garantizaba que el envío llegara a su hora.
Tras varias horas de discusión sobre lo que hacer y lo que no hacer, decidimos quedarnos una jornada y media más en Oklahoma City para darle ventaja a la maleta y que nos alcanzara de una vez por todas. La opción de Nuevo Mexico era bastante arriesgada, tocábamos a 50$ por barba y nada garantizaba que llegara a tiempo. También quisimos que enviaran la maleta de una vez por todas a Madrid y destinar esos 50$ per cápita para comprar nueva ropa para Charly, pero igualmente tendríamos que pagar el envío a España.
Resumiendo: si todo sale bien, el viernes tendremos por fin la maleta de Charly en Oklahoma City. A esas alturas deberíamos estar en Nuevo Mexico, y nuestra ruta fue calculada para no dejar ni un día en blanco, por lo que tendremos que capar duramente ciertas etapas de nuestro viaje. Ciudades que no visitaremos, carreteras que no recorreremos, experiencias que no viviremos. No obstante, podría ser peor.
Recalculando ruta.

6 comentarios:

Laura Y Aarón dijo...

jajaja pobrecillo el carlos jiji al final la maleta viajara mas k vosotros.un besito para todos.esperamos noticias laura y aarón

Anónimo dijo...

Hola chaveas!!,

John, enrróllate y nos traes un cactus yanki de esos raros de 2 m. de altura para mi colección de la terraza, bueeeeno vaaaale con uno microscópico nos conformamos ;-)

Animo que los contratiempos son parte fundamental de todo viaje y lo del maleto no es nááá.

Salud, disfrute y go,go,gooooo!!!!

Er cuñao

Anónimo dijo...

OJALA APAREZCA YA LA MALETA !! QUE FAENA QUE NO LLEGUE A SU DESTINO! TE DESEO SUERTE PARA ENCONTRARLA.
UN ABRAZO PARA TODOS (FAMILIA JESUS)
TENGO GANAS DE VEROS!!!!

Guillem dijo...

Buenas, somos tres colegas de Barcelona que estamos haciendo la ruta 66. Hace unos días vimos vuestra pegatina en el lavabo del Launchin Pad en Illinois y hoy hemos visto que habéis firmado en el museo de la ruta en Clinton. En estos momentos estamos alojados en el Western Motel de Shamrock. Texas. Id dejando pistas! Ah, y espero que Charly haya recuperado la maleta!

Guillem dijo...

Se me olvidaba, os dejo nuestro blog del viaje: dechicagoala.blogspot.com ; está en catalán pero se entiende bien. Un saludo jefes!

mama jesus dijo...

nos vamos al pueblo.mama.te seguiremos desde casa de adela.un beso

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