Gracias por elegirnos


No es fácil escribir un artículo expresando tus sentimientos en lugar de describir el paisaje/ciudad que has visto o las anécdotas que te han sucedido a lo largo del camino, realmente es algo para lo que se debe tomar más tiempo. Han sido 25 días que comenzaron con la fiesta en Madrid y acaban llegados a este punto, tras haber recorrido más de 12.000 kilómetros entre avanzadas interestatales y caminos que jamás podían haber sido imaginados en nuestros sueños más satisfactorios. Han sido infinidades de momentos que recordaremos siempre, mayoritariamente buenos y otros tantos malos que nos harán más fuertes para caminar con mayor seguridad y menor margen de error. Ha sido un gran cómputo de personas que hemos conocido, otras que hemos conocido más, otras tantas que hemos desconocido y alguna que otra que creíamos conocer y no conocíamos. Una ruta que se ha antojado dura en ocasiones, con etapas desde los 300 hasta los 1.100 kilómetros, días sin movernos por elección propia y otros días que nos obligaron a pisar el freno a esta travesía sin igual. Lujos compartidos entre los cinco y dificultades económicas a medida que maduraba el camino. Idas y venidas, ciudades que nos conocíamos como la palma de la mano y bifurcaciones que nos han llevado a rincones que nunca pensábamos conocer.

Queríamos dedicar este artículo a modo de agradecimiento a todos los que han hecho que este viaje fuera lo que ha sido. Gente como Ken The Landrunner, que se ofreció a que le acompañáramos junto a una expedición de Mustangs de Australia para conocer las entrañas más recónditas del Cañón del Colorado. A las personas que ayudaron a Luke con un botellín de agua y un botiquín de bolsillo cuando sufrió el accidente con la bicicleta en Central Park. A la chica tan maja que se bajó de su coche en plena carretera y vino a ofrecernos su ayuda sin habérsela pedido. A Terry, el camarero que nos invitó a un chupito en su bar de Detroit y nos pagó un viaje en monorraíl que hizo que mejorara la imagen que teníamos de su ciudad. A las madres de los trabajadores de Aer Lingus y FedEx, a las cuales pedimos disculpas por haberlas puesto perdidas de mierda. A los compañeros de aventura de otros blogs con los que coincidimos por el camino o a través de la red y compartimos información sobre este viaje. A Marcelo, ese simpático mexicano que conocimos en Las Vegas, quien nos ofreció la llave del paraíso terrenal y luego resultó ser un timo en toda regla. A la mujer que en el Celebrity Club de Oklahoma City puso a Maná y Carlos Santana en el jukebox en honor a nosotros. A la india malahostia que demostró que no todos los americanos son buena gente y que los indios aún no han perdonado al hombre blanco las canalladas que le hizo pasar siglos atrás. A Pegaso y Perdigón, que nos han acompañado en este viaje a base de millas sin darnos el más mínimo problema y, sobre todo, sin quejarse (aunque uno de ellos se gastara en gasolina lo que nosotros no nos hemos gastado en copas). A los que nos han atendido en las tiendas y museos a lo largo de la Ruta 66, que con su simpatía y buen carácter se ganan a sus clientes. A todos los que nos han guiado por el buen camino a donde queríamos ir (excepto a los ciudadanos de Toronto, que nos hicieron conocer la ciudad en profundidad dándonos indicaciones que no llevaron nunca al hotel). A la chica de Toronto que se sentó con nosotros sin conocernos y nos acompañó en el viaje en Metro por la ciudad. A todos los que se ofrecían a hacernos fotos sin pedírselo para que saliéramos los cinco en el objetivo. A los que nos atendían en la recepción de los hoteles del camino, a cual más curioso y extraño, pero muy simpáticos por lo general. Al armadillo que se cruzó en nuestro camino una noche en un aparcamiento de Joplin y que huyó despavorido mientras íbamos detrás de él con la cámara y la videocámara en la mano. A todos los camareros que nos timaron en los restaurantes de carretera y de ciudad con unos precios que no se corresponden con la calidad de la comida. A la pareja de policías que nos trataron como nunca esperábamos de los cuerpos de seguridad estadounidenses después de lo que dicen por ahí. Al seguridad del aeropuerto que nos confundió con un grupo de música y nos puso a la cabeza de una cola de más de 500 personas que se chuparían sus dos horas para pasar por el aro de los de inmigración. A Kevin y su afán porque apareciéramos en el documental que estaba filmando sobre la Ruta 66 a su paso por el desierto de Mojave. Al ruso que le dio un “besito” al Pegaso con una Ford y que era tan novato en América como nosotros, provocando un pequeño caos a la hora de rellenar un parte que no sabíamos hacer. A todos los estúpidos que nos contestaron con un Esto es América cuando le preguntábamos el porqué de algunas cosas que veíamos anómalas o injustas. A todos los que nos preguntaban de dónde veníamos y se maravillaban cuando les comentábamos algún aspecto de nuestra vida o nuestro viaje, como aquel que mira atónito a un ser de otra galaxia cuando desciende de su nave espacial. A nuestras familias, a las cuales no olvidamos allá donde estamos. A todas nuestras amistades y a todos los que nos quieren.

Pero sobre todo, este viaje os lo dedicamos a vosotros, que nos habéis acompañado durante toda la ruta sin maletas, sin ocupar sitio en el Pegaso o en el Perdigón, pero que, a pesar de eso, sabíamos que estábais con nosotros. Más de 200 visitas diarias que habéis vivido con nosotros cada momento, los momentos de euforia y los de incertidumbre, y que con vuestros comentarios habéis hecho que merezca la pena eso de quedarse hasta las tres de la mañana escribiendo nuestras crónicas.

Gracias, en serio. Gracias a vosotros hemos vuelto a recuperar la fe en el ser humano tras apostar a que la gente preferiría gastar su preciado tiempo de ocio viendo el porno gratuito que ofrece la Red o a Belén Esteban partiéndose la cara con algún pseudofamoso en Telecirco, tal como muestran las estadísticas de Internet o el nivel de audiencias en la TV. Os tendremos siempre en cuenta y esperamos que alguna vez en la vida tengáis la posibilidad de realizar este viaje que os cambiará la vida. Y, por supuesto, que escribáis un blog con vuestras experiencias para que podamos ponernos en el puesto de lectores asiduos en el que vosotros estáis ahora mismo.

Hasta siempre.


Router Boys
Agosto #2010

7 comentarios:

Router Boys dijo...

Vale, todavía queda algo pendiente, que es como si a Médico de Familia le quitamos la muerte de Marcial en el penúltimo capítulo. Las crónicas de LA y el viaje de vuelta serán escritas en breve y publicadas cronológicamente, es decir, antes de este artículo de despedida (debajo del mismo). Todavía se acusa el jet lag, así que lo dejamos para los próximos días.

Hakuna Matata dijo...

Aunque hiciéramos un viaje de estas magnitudes, nunca estaría tan bien retransmitido como el vuestro...por eso no sería posible enganchar a tanta gente a un simple Blog :)
Felicidades chicos, por haber realizado un viaje asi y haber salido ilesos!! jejeje

Anónimo dijo...

gracias a vosotros por hacer q nosotros conozcamos america sin haber hecho el viaje y darnos ganas de aventurarnos algun dia en akellos reconditos parajes norteamericanos

Anónimo dijo...

muchas felicidades por ese estupendo viaje ,he disfrutado mucho leyendo vuestro relato es como si estuviera alli .suerte

Anónimo dijo...

Muchas gracias hermanos y amigos mios los cinco aventureros, me siento muy feliz de teneros como amigos y sois geniales, este viaje ha sido UNICO, he disfrutado como hacia mucho no disfrutaba del gran invento hoy llamado INTERNET, y os agradezco a todos y especialmente al gran Jose Cabello Bola, su dedicación en el blog y el don que tiene para escribir.

Un abrazo

Alberto Esteras y Olga Gomez

Anónimo dijo...

¡¡¡GOOD JOB CHAVEAS!!!.

Bueno, ahora a readaptarse al "Spanish way of life" y que el contraste Route66-Móstoles no sea muy duro (ufff, casí nááá...).

John, ya me contó ayer tu hermana anecdotillas y ya nos contarás aun más, que ya estamos pensando en tirar para allá el año que viene; eso sí: ¡¡¡con una autocaravana llena de jamón y caña de lomo, jejeje!!!.

Por cierto mamón, ¡¡¡no me puedo creer que no me hayas traído el cactus de 2 m. que te pedí para mi colección, jajaja!!!.

Salud, disfrute (¡¡y a jugar mucho al euromillón para seguir viajando toda la vida!!).

Er cuñao de uno.

Diario de una escritora novata dijo...

Vaya aventura que os habéis marcado.
Lástima que no os haya conocido antes, porque sin duda habría seguido vuestras andanzas cada día.
Espero que el periodo de "readaptación"USA-Móstoles no sea muy duro y que pronto emprendáis una aventura similar.
¡Prometo seguiros en ella, aunque sea de forma virtual!

Un beso
Victoria

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