Colgados sobre ruedas


Aún recuerdo cuando, a principio de los 90, los canales privados se instalaron en mi casa. Hasta entonces, mi televisor Sharp 14" de 10 botones a la derecha de la pantalla, los tenía ocupados de esta manera: La 1, la 2, Telemadrid, la 1, la 2, Telemadrid, la 1, la 2, TeleMadrid, la 1. Es lo que tenía tener tantos botones y tan pocos canales, que uno prefería tenerlos sintonizados por si se estropeaba algún botón. Poco después aparecieron Antena 3 y Telecinco con cierto escepticismo por parte de la sociedad española ante lo “bueno” por conocer que se avecinaba. Veinte años después, y aceptando la novedad de otras dos privadas como son Cuatro y laSexta, de golpe y porrazo nos encasquetan otros veintipico canales de lo más variopinto (más en temática que en ideología) a través de la TDT. Ante ese aluvión de información y entretenimiento al que no está acostumbrado el sector del pueblo llano que no ha dispuesto nunca de una plataforma digital en su casa, surge un cacao mental que te atrofia las neuronas reservadas para pensar y uno prefiere seguir viendo los siete canales a los que está acostumbrado y cuya programación puede ver en la última página del 20minutos.

Me voy por los cerros de Úbeda y eso no siempre está bien, pero no sabía expresar con menos palabras que lo que echan en el resto de canales difícilmente lo sé ante la poca publicidad que se les otorga y la sensación de estar perdido que experimento cada vez que paso del canal quince de la parrilla. Por eso, cuando me enteré por Internet de que Neox estrenaba allá por diciembre del año pasado un road-documental acerca de la Ruta 66, me dije: Oye, pues puede estar bien, el sábado le echaré un vistazo. Llegó el sábado y se me pasó por completo. Al sábado siguiente, más de lo mismo, y así terminó el programa y no tuve noticias de esos tres colgados por tierras americanas.

Por suerte, pasado el tiempo lo colgaron en la web de Antena 3, cosa que no hicieron en un principio, así que me decidí a verlo. En cuanto a los personajes que emprenden la aventura, qué decir de ellos: Edu Soto, Canco Rodríguez e Iván Massagué. Hasta ahora no habían trabajado juntos, y la verdad es que han conectado a la perfección a juzgar por cómo se lo han pasado. He leído en algunos foros que se toman el viaje a cachondeo, que no hacen más que hacer el tonto y demás ¿se esperaba algo más de ellos? Para hacer un road-documental más serio cabría esperarse en la pantalla a José Antonio Labordeta y Miguel de la Quadra Salcedo, pero no sería lo mismo. Yo me he reído bastante, tienen sus puntos y han hecho el viaje para divertirse principalmente. Aparte, en la parte inferior de la pantalla aparecen continuamente mensajes informando de dónde se encuentran en ese momento e información relativa a la ciudad de turno, la carretera o las costumbres norteamericanas. Uno de los peros que encuentro yo al programa es que es demasiado corto. A un viaje como la Ruta 66 se le puede sacar muchísimo más jugo como para hacer algo más que cuatro programas de media hora, que es el producto final que han obtenido. Tal vez trabajando un poco más sobre todos los puntos que hay en la carretera hubieran tenido para, por lo menos, diez programas (¡que son 4.000 kilómetros, hombre!), e incluso podrían haber probado suerte en la cadena principal, Antena 3. Bajo mi punto de vista, habrían tenido una audiencia aceptable.

Nosotros, por nuestra parte, teníamos la idea de grabar todo lo que nos pasara en esta singular andanza y hacer una especie de documental de lo vivido antes de saber de la existencia de este programa. Si todo sale bien y somos consistentes, tiempo después de volver haremos nuestros pinitos con el Adobe Premiere y lo colgaremos todo en Ruta 66 TV, nuestro canal de TV en Internet –en pruebas de emisión hoy día-, aunque en esta vida nada es seguro al 100%, y nosotros somos caballeros de palabra y la damos únicamente cuando estamos seguros de cumplir lo prometido.

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